Opinión de Pedro Gabriel Hidalgo Cáceres
Columna: Una voz en acción (Semanario Ahora Tabasco)
Octubre 09, 2022
La ciudad de los costales
En algún tiempo existió una ciudad rodeada de ríos, cuyas aguas mojaban las orillas de su territorio, con hartos e intensos calores, bastos y hermosos paisajes, días soleados, cielo azul y lluvias casi todo el año, gente bullanguera y alegre, de esa que se ríen por todo y otros que se enojaban por nada y unos cuantos que les encanta el chisme.
Este lugar, al que los historiadores y poetas equiparaban con la vieja Mesopotamia acechada por los ríos Tigris y Eufrates, deliciosa comparación; pero a diferencia de los mencionados, la ciudad esta sitiada por los rios Grijalva, Mezcalapa y Carrizal
A las orillas de estos caudales, habitaron pequeños asentamientos que se adecuaban conforme sus niveles y crecidas, con el avance del tiempo, se expandieron aún más; pensaron en controlar el agua de los rios implementando y construyendo canales y rompidos que permitieran desviar el agua de sus cauces naturales hacia el mar, pero, como dicen los viejos, “el agua tiene memoria” y siempre, año tras año, amenaza con regresar a su entorno original convirtiendo esto en una constante lucha de la naturaleza contra la ingeniería del hombre y también de sus torpezas.
La tecnología le dió al hombre capacidades inimaginables que a veces se han entendido erróneamente, hay quienes creen que puede controlar a la naturaleza y en muchos casos vencerla. La mayoría de las veces, se ha comprobado que fracasan. Podemos vivir y convivir con la naturaleza mientras ella lo permita, pero nunca vamos a poder dominarla. Mucho de lo que sucede hoy, es reacción a lo que nosotros mismos provocamos.
Esta ciudad, que ha tenido por lo menos un par de nombres, tiene abundantes riquezas naturales como el agua y el petróleo que contrastan con la marginación, pobreza real y falta de oportunidades de sus habitantes. Agua por todos lados, pero no tratada, contaminada y sin llegar a todos los rincones para el consumo humano. Como quien dice, cargados de agua pero muertos de sed.
Echar la culpa sería fácil, nuestra ciudad capital ha sido gobernada por casi todas las facciones y lo único que persisten son las “costaleras”. Cada vez, resguardar la ciudad de las inundaciones se ha ido complicando a tal manera que pareciera que, la única idea de quienes dirigen, es llenar de costales y costales a sus orillas y zonas bajas para contener el agua. Por lo que, lamentablemente, no ha costado mucho trabajo ponerle un nombre más a la antigua Villa Hermosa de San Juan Bautista, ahora indudablemente se ha convertido en “la ciudad de los costales”.