Opinión de Pedro Gabriel Hidalgo Cáceres
Columna: Una voz en acción (Semanario Ahora Tabasco)
Septiembre 19, 2022
El reto de la movilidad urbana
Advierto algunas discusiones desde diversas redes sociales sobre el caos vial que están causando los distribuidores en nuestra ciudad capital. Entiendo estas protestas y expresiones de la ciudadanía por sus espacios públicos, puesto que buscan incidir en el proyecto o espacio que quizá, para el colectivo general, no está cumpliendo con las expectativas, ya que a pesar de que la obra aún no está concluida varias opiniones ya anticipan que requerirá otras adecuaciones.
El tema obliga a profundizar en el análisis más allá de la obra misma. Por ello, resaltar la importancia y rol de las políticas publicas en la gestión de los espacios públicos, y el modo en que dichos espacios contribuyen, es fundamental. La intensidad y magnitud de tales problemáticas hacen de ellas un referente obligado del debate y el estudio.
El crecimiento demográfico, y la manera directamente proporcional que este incide en el uso individual de automóviles, aunado a un sistema colectivo de trasporte que no logra modernizarse eficientemente, han sido factores determinantes para que, en las últimas décadas, los gobiernos tomen desiciones sobre como aliviar, ampliar y modificar las vialidades ya existentes o incluso, construyan nuevas; las cuales deberían proyectar su funcionalidad para los próximos 50 años como mínimo, sin embargo, la falta de planeación y perspectivas en el pasado, o de presupuesto en el presente, acotará obras y proyectos relacionados del futuro.
En la entrega pasada expresamos que las ciudades enteras actúan como un libro, y los ciudadanos caminan por ellas leyéndolas y embebiéndose de lecciones civiles a cada paso que dan.
Por lo cuál, destaco la apreciación del arquitecto francés Jean Marie Duthilleul, para quien “La evolución de las ciudades deberían realizarse, a través de un sutil equilibrio, a reajustar sin cesar, entre el movimiento y el no movimiento, entre los lugares donde uno se queda y los lugares donde uno pasa. En cuanto ese equilibrio es destruido, la ciudad no cumple mas su rol de crear la relación entre gente y lo que buscan….”
Partiendo de la anterior premisa, es clara la necesidad de un enfoque basado en la construcción de una simbiosis entre ciudad y ciudadanía, la primera representada por el gobierno; la segunda por los ciudadanos responsables y participativos. Desde luego, el reto de la movilidad urbana es transitar del caos a una sinfonía perfecta o casi perfecta.
Por otro lado, la protesta en sí no es mala, pero se convierte en una acción nula si no sirve de incentivo para generar mecanismos de articulación y propuesta. No obstante, si nos enfrascamos en la discusión estéril de que si el caos vial se debe a la falta de cultura, a la falta de planeación o estructuración de los proyectos de gobierno, sólo estaremos contribuyendo a la crispación pública y no empujando hacia la construcción de un modelo que permita resolver eficazmente la falta de un urbanismo integral. Para esto es necesaria una mirada interdisciplinaria, al vínculo complejo e indisoluble entre la ciudadanía y la ciudad.